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jueves, 5 de mayo de 2011

Street Fighter II: The World Warrior. Parte I: Introducción.

Dentro del repaso a clásicos que han marcado mi vida como jugador y aprovechando el vigésimo aniversario de Street Fighter II: The World Warrior, llega el momento de estrenar la sección de especiales del blog con una entrada dividida en varias entregas acerca del mayor mito del género de la lucha bidimensional. Pese a que inicialmente el planteamiento de las entradas del blog elude la proliferación de textos que destaquen por los excesos de verborrea, creo que la ocasión lo merece y sin que vaya a marcar la tónica de los textos futuros, me embarco en una tarea bastante satisfactoria a nivel personal y que pretendo que os resulte interesante.


Pese a que el inicio del género de la lucha uno contra uno se pueda hacer coincidir con la publicación de clásicos como International Karate, Street Fighter, Yie Ar Kung-Fu y posteriores apuestas similares como H.K.M. (Human Killing Machine), no cabe la menor duda de que Street Fighter II: The World Warrior se convirtió en la piedra angular del género y en el título que marcaba los estándares que debía cumplir cualquier producción que quisiera subirse al carro de su enorme éxito.

Capcom ha demostrado que domina el género con mucha soltura y ha creado varios títulos que destacan en cualquier clasificación de mejores exponentes de esta fórmula. DarkStalkers, X-Men: Children of the Atom y su secuela Marvel Super Heroes, los cross-overs de la Marvel, las diferentes entregas de la subserie Street Fighter Alpha y Street Fighter III, los fantásticos Capcom vs SNK y sus últimos éxitos Tatsunoko vs Capcom y Street Fighter IV demuestran que pese a la fuga de talentos, siguen conociendo la clave del éxito.

No sería justo olvidar a SNK (la original), que consiguió crear dos bandos de aficionados enfrentados en sana competición y es responsable directa de muchas de las principales evoluciones de la fórmula original de Capcom, así como de títulos realmente fantásticos. Así a bote pronto, clasificadas por franquicias, me vienen a la cabeza Fatal Fury: Special, Real Bout Special, Garou: Mark of the Wolves, Samurai Shodown, Samurai Shodown IV: Amakusa’s Revenge, Art of Fighting y The King of Fighters’ 95, 97 y 98 como clásicos sin los que no se podría entender la historia de la lucha uno contra uno bidimensional.


El declive de SNK y su defunción comercial provocaron un bajón notable en la calidad de sus producciones. Capcom abandonó la fórmula durante varios años tras el fracaso de Capcom Fighting Jam y Midway tuvo que luchar frenéticamente para reinventar Mortal Kombat (algo que hasta cierto punto sigue haciendo a día de hoy la actual Netherrealm Studios). El vacío creado fue aprovechado por Arc System Works (Aksys) para destacar por su ambición tanto en los apartados tecnológicos como jugables con dos series de calidad mayúscula: Guilty Gear y BlazBlue.

Se exprimió tanto la gallina de los huevos de oro y se careció de la ambición y valentía para renovar el género que finalmente la fórmula pareció abocada al ostracismo. Si a estos detalles les unimos ciertas decisiones cuestionables como el diseño de ciertos elementos jugables de Street Fighter III, su escasa penetración en los salones recreativos y su posterior conversión a una consola de un calado menor, la desacertada política de entregas anuales de la serie The King of Fighters y la reutilización enfermiza de sprites que denotaban una carencia total de innovación tecnológica y un deseo obsesivo de maximizar los beneficios nos encontramos con el final del primer capítulo de la historia del género. El segundo capítulo se inicia de nuevo con un Street Fighter, de la mano esta vez de Yoshinori Ono, pero aún estamos viviéndolo y todavía no ha llegado el momento de analizarlo.

Con todos estos datos en mente, creo que resulta de vital importancia diseccionar los detalles que llevaron al éxito a Street Fighter II, siempre con un estilo bastante personal y centrado en mi experiencia directa.

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